Redescubriendo la lectura: ahora en otro formato

Una parte crucial de mi persona siempre ha sido el ser lectora. Desde que era niña leía libros del Autobús Mágico y Clifford y ya que crecí más, El Principito y Alicia en el País de las Maravillas. Después, en la secundaria y prepa, el leer se convirtió para mí—una persona super introvertida con problemas de ansiedad y depresión—en la forma de sentir que pertenecía, en mi escape, mi lugar seguro y tranquilo. Leía todo el tiempo y durante ese tiempo hasta que salí de la carrera llegué a leer más de 100 libros al año.

Sin embargo, la vida adulta llamó a mi puerta y de pronto estaba mucho más ocupada. Ya no era tan fácil desvelarse terminando un libro y, honestamente, cuando tenía tiempo prefería sentarme en mi sillón y ver algo que requiriera cero esfuerzos mentales. Esto sólo aumento cuando empecé a trabajar de editora. Mi trabajo consiste en leer mucho y estar frente a un monitor todo el día. Y la verdad es que, al salir de mi jornada de 8 horas, ya no le puedo pedir a mis ojitos más trabajo. Por esas razones pasé de leer por lo menos un libro a la semana, a leer uno cada dos meses si me iba bien. Lo peor es que cuando me obligaba a leer no lo disfrutaba porque lo estaba haciendo como una obligación, más que como algo que me gustara.

«Si tan sólo pudiera encontrar una manera de aprovechar el tiempo del camino al trabajo o en las noches paseando a mi perrita», pensaba. Y así encontré los audiolibros. Obviamente ya había oído hablar de ellos, pero siempre creí que si hacías algo mientras oías un audiolibro te ibas a distraer y no poner atención ni a una ni a otra cosa.También debo decir que, honestamente, una parte de mí tenía el prejuicio de que si no lees las palabras realmente no estás leyendo un libro.

A falta de otra opción, decidí tratar. Me inscribí a los 30 meses gratis de Audible y descargué mi primer audiolibro. ¡Y wow! Cambió mi vida adulta. Llevo más o menos 4 años siendo fan de los audiolibros y puedo decir que el número de libros que leo ha vuelto a aumentar (sigo sin llegar a los 100 de antes, pero eso ya es un lujo). Disfruto mucho más las labores que antes me parecían tediosas, como lavar trastes o ir al súper, e incluso me han hecho poder leer cosas que antes me costaba trabajo como biografías (muchas veces leídas por los propios autores), poemas y ensayos. Otra ventaja inesperada que encontré es que, si estás aprendiendo o queriendo pulir tus habilidades en otro idioma, los audiolibros son una increíble práctica. En mi último IELTS no tuve ni un sólo error en la sección de listening y estoy convencida que fue gracias a los audiolibros.

Honestamente, ahora prefiero oír audiolibros que leer los libros en físico. Creo que los actores de voz hacen un increíble trabajo en traer el libro a la vida. Hacen diferentes voces para diferentes actores y le añaden el tono y el ritmo necesario. Hay audilibros con muchos actores que también le dan un giro diferente. También hay algunos que añaden música de fondo o efectos especiales. Y lo mejor es que va contigo a todos lados. Por eso las invito a que, como yo, le den una oportunidad a este formato y dejen que su mundo cambie. Les aseguro que no se arrepentirán. Solo he de advertir que, si esta entrada los convence de darle una oportunidad a los audiolibros, los efectos secundarios incluyen soltar la carcajada en medio del pasillo 3 y que la señora que iba pasando con su carrito a tu lado salga corriendo, atraer miradas de lástima mientras vas caminando por la calle y llorando desconsoladamente, ponerte roja de coraje porque el personaje principal definitivamente no se merecía eso y que algún compañero te pregunte si necesitas ir a tomar aire, entre otros.

PD: Algunas plataformas para oír audiolibros que yo he usado son Storytel, Audible, y Scribd. También Google Play y Apple Store venden. Spotify tiene algunos audiolibros gratuitos.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.